En noviembre de 2009 la empresa Rabié despidió 3 vendedores del área de gaseosas que lideraron el proceso de sindicalización en Santiago de toda su área, quienes se cansaron de las metas impuestas arbitrariamente por la empresa, muchas de ellas inalcanzables, lo que reduce sus remuneraciones mensuales a la mera voluntad de la empresa. En represalia a la organización de los trabajadores y a los reclamos en la Inspección del Trabajo, la empresa los despidió, aprovechando de pagar exiguas indemnizaciones, considerando meses que no alcanzaron las metas imposibles.
El Sindicato y el abogado de CONFESIMA, Álvaro Molina, interpusieron una demanda contra la empresa por violación a los derechos fundamentales logrando un acuerdo en el 2º Juzgado del Trabajo de Santiago, consecuencia de lo cual la empresa tuvo que pagar a estos trabajadores su indemnización completa por años de servicio, calculada en base a su remuneración completa (sin considerar los meses castigados por metas imposibles) más un millón de pesos para cada uno de los trabajadores.